Reportaje de boda en El Mirador de la Dehesa de Ciudad Real
La boda de Laura y Borja
Un día cualquiera, de esos en los que te estás arreglando para empezar tu rutina diaria, te miras al espejo y piensas… ¡No puedo creerme que tan sólo falte una semana para mi boda! Sí, ¡una semana! Has estado tan ocupada con los preparativos que el tiempo ha pasado volando y en ese momento, pasa toda vuestra historia de amor por delante de tus ojos como si de una película se tratase…
¡Qué bonito fue desde el principio! Apareció cuando menos lo esperabas, pero es que las mejores historias de amor son así, no avisan, aparecen por sorpresa. Poco a poco puso tu vida patas arriba y se convirtió en tu amigo, tu compañero, tu cómplice… tu todo. Esto funciona así, como los buenos guisos, esos de la abuela que se cocinan poco a poco, a fuego lento y con mucho amor. Y de repente te viste viviendo con él, planeando una vida juntos… ¡y preparando una boda! ¡vuestra boda!
Una «slow wedding» con mucho amor
La fecha estaba clara, tenía que ser un 7 de septiembre y daba igual de qué año, no había prisa, pero tenía que ser un 7 de septiembre, como dice la canción de Mecano. Y así, sin más, os visteis pensando dónde queríais celebrar vuestra boda, tenía que ser un lugar muy especial, porque sólo os ibais a casar una vez y la ocasión lo merecía. ¿Dónde celebramos nuestra boda? Y así, tras buscar entre los sitios más bonitos para celebrar tu boda en Ciudad Real, elegisteisla finca El Mirador de La Dehesa, un lugar con tanta magia como vuestro amor.
Después llegó el momento de elegir el fotógrafo de boda, ¡y qué claro teníais que queríais unas fotos naturales! Sin posar, pero es que vosotros no necesitabais posar, porque irradiáis tanta alegría y tanta magia, que sólo con eso era más que suficiente. ¡Jo! ¡Y fuimos los elegidos! Y no os imagináis lo felices que nos hicisteis cuando llegasteis a contarnos que os casabais y que queríais que fuésemos vuestros fotógrafos, los encargados de contar vuestro día con nuestras fotos.
La verdad es que ya lo hemos dicho en otras muchas ocasiones y tal vez seamos pesados, pero es que tenemos una suerte inmensa de encontrarnos con parejas y con familias que nos hacen sentir parte de ellos, parte de sus familias y que confían en nosotros y nos dan libertad para expresar en nuestras fotos, con creatividad, todo lo que nosotros vivimos junto a vosotros en estos momentos tan intensos… ¡Qué decir! Tenemos la suerte de ser fotógrafos de bodas, en Ciudad Real, y es una profesión preciosa de la que estamos profundamente enamorados.
Laura eligió un vestido de novia ligero y con un cuerpo limpio y elegante que resaltaba su belleza natural
Empezasteis a mirar el vestido de novia, un precioso diseño de Rosa Clará, cómodo, fresco, que permitía el movimiento y el baile, ¡porque ese día había que darlo todo! El mejor complemento para una novia atrevida eran unos preciosos zapatos en color buganvilla, que no eran unos zapatos de novia, pero ¡y eso qué importa! Lo importante era sentirse cómoda, sentirse ella y disfrutar de la boda.
Y el traje del novio, un traje con estilo… A nosotros nos encantan los chicos que arriesgan en cuanto a moda, pero en su justa medida. Y él fue uno de estos chicos, con traje y zapatos de Gass.
De las flores se encargó Famaflor, creando un precioso ramo de novia otoñal con composiciones florales en tonos burdeos, verdes, blancos y rosados.
Y del peinado y maquillaje de la novia se encargaron O2 Peluquería y Estética, todo un acierto, porque Laura estaba espectacular, pero sin perder esa naturalidad que tanto la caracteriza.
Una boda al aire libre con sorpresa: baile bajo la lluvia
En esta boda al aire libre no faltó ni un sólo detalle. Todo estaba personalizado, desde los detalles de la decoración, la música, el menú… ¡Hasta la lluvia quiso estar presente en este evento! La justa para que durante un ratito los invitados tuviesen la oportunidad de bailar bajo la lluvia y ofrecernos unas imágenes espectaculares. Y ya sabemos lo que dice el refrán: novia mojada, ¡novia afortunada!
Nosotros sabemos que en este caso el refrán no se equivoca, y que serán siempre felices y afortunados y jamás perderán esas sonrisas y esa simpatía que a nosotros nos cautivaron desde el primer día.